Regresando a El Salvador de una semana intensa de debates en el lnstituto de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Texas, en Austin, sobre el crucial periodo histórico 1970-90 en Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Iluminando las perspectivas de ayer con las realidades de la Centroamérica de hoy, mirando al futuro.
Retornamos a retomar la cotidianidad:
1) Preparación de textos que darán marco a la mega-exposición que inauguraremos el jueves en Santa Ana, sobre la desigualdad social en una América Latina rica en recursos naturales, con la paradoja de que quienes con su trabajo generan riquezas, se encuentran marginados en los territorios de la pobreza. Las extraordinarias fotografías de Andy Goldstein, más que un ejercicio de antropología visual, son un llamado al compromiso de cumplir con las deudas que como sociedad salvadoreña tenemos, en cuanto al cabal cumplimiento del derecho a trabajo digno, a ir a la escuela, salud, servicios de salud sexual reproductiva, seguridad, equidad y en fin de cuentas, a la justicia.
2) De igual manera retorno al país, a informarme de los hechos, y a asumir mi responsabilidad como Jurado de los Juegos Florales de Morazán, ante el caso del plagio de cuentos, reflexionar sobre los errores cometidos, caso sobre el cual en Facebook puse un comentario para mis amistades, apresurado y sin ningún análisis. Sacar lecciones, y dar aportes para que en el futuro, se encare con mayor cuidado una oportunidad que debe servir para estimular a los jóvenes que se inician en la creación literaria. Gracias a Beatriz Cortez quien nos ilumina sobre las diferentes aristas éticas del caso, y coincido en evitar la criminalización hacia los jóvenes.
3) Mientras tanto acompañaré este domingo en el MUPI a 15 jóvenes de Talleres de Creación Audiovisual, (entre ellos mi hijo adolescente) grabando y editando cortos sobre dilemas relacionados con derechos , como libertad de expresión, identidad, discriminación etc. Estos jóvenes , entre 14 y 25 años, comprometidos, reflexivos, activistas, son nuestra mejor fuente de inspiración, por lo que cada día más creo en ellos.
Son un ejemplo a seguir.
En fin, estoy en mi casa. El Salvador.
Santiago