En el vigésimo octavo aniversario del retorno desde los campamentos de refugiados en Colomoncagua, Honduras, pobladores de Ciudad Segundo Montes, participaron en un nuevo encuentro de “Tejedoras de la memoria”, donde mostraron sus creaciones artísticas sobre la cotidianidad de su actual vida en comunidad. Iniciativa impulsada por el Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI), en busca de revalorizar esta actividad artesanal, en un principio rescatando los bordados históricos realizados en los años ochenta, y fomentando su continuidad en el presente.
Durante el conflicto armado, muchas familias tuvieron que abandonar sus hogares y buscar refugio en los campamentos de ACNUR en Honduras, y en el exilio, su vínculo con el terruño fue la continuidad del bordado, tradición campesina en las que en un principio se representaban pájaros, flores y paisajes.
En 1981 se fundaron los primeros talleres de bordados, y las refugiadas pronto comenzaron a dibujar sus historias personales, algunas de ellas con la intención de denunciar la vulneración de sus derechos. En ese sentido, este trabajo artesanal colectivo, se constituía en un ejercicio de memoria, sanador y reparador. La experiencia de bordar, permitía de manera simbólica, zurcir aquellas partes de sus vidas que quedaron rotas o rasgadas por la violencia.
Estos bordados fueron enviados a países de todo el mundo, significando una fuente de ingresos para el desarrollo comunitario, y también para dar a conocer sus historias colectivas representadas en estas mantas.
Culminando este proceso, el MUPI prepara una exposición itinerante que sistematiza las memorias recabadas en estos encuentros, para mostrar la historia de las comunidades campesinas del norte de Morazán, a la vez que exhibirá los bordados históricos, repatriados desde varios países del mundo, así como las artesanías que actualmente produce este colectivo de mujeres en Morazán.